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Elecciones en Argentina: “No es la economía, estúpido”

Roberto Munita Doctor (C) en Comunicaciones, director de polca asesorías

Por: Roberto Munita | Publicado: Martes 24 de octubre de 2023 a las 04:00 hrs.
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Roberto Munita

A pesar de vivir un proceso eleccionario trascendental, el ambiente político en Buenos Aires el fin de semana era completamente nulo. Salvo por la ley seca, parecía un fin de semana normal. Los bares, como siempre, atiborrados de feligreses que comían como si no existiera la inflación. Tal apatía hacía suponer dos cosas: o el descontento era ocultado por temor a represalias, o no había tal, y la inflación ya era asumida como parte del paisaje.

La verdad es que había razones para suponer lo primero. Se notaba cierta rabia contra el oficialismo y un tímido fervor hacia Milei. La frase “votaremos al peluca y si hace locuras lo sacamos” se repetía bastante. Supuse que estábamos ante una espiral del silencio en beneficio de Milei, e incluso algunos más ambiciosos apostaban por un balotaje entre éste y Bullrich.

“No hay tradición más grande que el peronismo. Moda y pueblo, populismo y dependencia social del Estado. Una combinación que sólo podría beneficiar a Massa”.

Sin embargo, tal tesis no se dio. El más votado fue Sergio Massa, actual ministro de Finanzas y, por ende, pieza clave en la crisis económica que vive el país. ¿Cómo era posible que los argentinos estuvieran votando por quien los está llevando a la peor inflación en décadas?

El error de interpretación no es de ellos; es nuestro, por pensar en esta elección desde el prisma equivocado. “Es la economía, estúpido” fue una frase acuñada en la campaña de Clinton de 1992 para explicar que la gente vota pensando en su propio bienestar económico. Sin embargo, en Argentina, este teorema no tiene validez. La elección no es algo económico, sino de pertenencia. Es un asunto de costumbres y folclore, y al otro lado de la cordillera no hay tradición más grande que el peronismo. Moda y pueblo, populismo y dependencia social del Estado. Una combinación que sólo podría beneficiar a Massa.

La estrategia, por supuesto, fue cuidadosamente diseñada. Primero, había que alejarse del kirchnerismo; Cristina ni siquiera participó en el cierre de campaña. Pero más importante que eso, la campaña debía volverse ultra peronista, y ofrecer ayuda estatal sin límites. El proyecto se llamó “Plan Platita”, y hasta ahora ha financiado a más del 50% de los ciudadanos trasandinos durante este año, con un gasto equivalente al 1,3% del PIB del país, y con un sobreendeudamiento gigante, pues el gasto público estaría por sobre la recaudación.

Con este antecedente, cuesta menos entender por qué Massa le ganó por paliza a Milei y a Bullrich. Y junto con ello, hace bastante predecible lo que va a suceder en el balotaje: Milei enfrenta una elección cuesta arriba; necesita todos los votos de Bullrich, una candidata a la que el peluca denostó constantemente durante la campaña. Además, Massa no es visto como un izquierdista, sino como un tipo moderado, lo que puede hacer que parte de Juntos por el Cambio (la coalición de Macri) se quede en la casa o vote nulo. Así, lo que veremos en noviembre será peronismo versus vanguardia. Y para entender esta disputa, debemos aplicar menos economía, más sociología. Menos Adam Smith, más Pierre Bourdieu.

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